Miedo y seguridad


El miedo es la consecuencia de estímulos externos o internos, que se traducen en un estado alterado de la persona, estado emocional que el individuo trata de evitar e intenta que finalice rápidamente por la angustia que suele producirle.

Las causantes del miedo pueden ser reales, pero no se descartan las imaginadas por la propia persona que lo padece.


Generalmente los seres humanos suelen reaccionar de forma semejante ante determinados estímulos, es lo que podemos considerar como "reacción innata", lo que no quita que determinadas personas, por asociación de ideas, experiencias previas o recuerdos negativos, puedan sentir miedo ante determinadas situaciones, en cuyo caso se estaría hablando de un miedo adquirido.

El sistema nervioso simpático, mediante la segregación de hormonas (adrenalina y noradrenalina), moviliza los recursos para proporcionar una respuesta adecuada, que puede ser de huida o de ataque, dependiendo de la situación.

Los signos externos de los efectos del miedo son:
- Incrementa de la frecuencia de latidos cardíacos y de la capacidad respiratoria.
- Las pupilas se dilatan y los rasgos faciales se contraen y quedan inmovilizados.
- Aumento del riego sanguíneo del cerebro y los músculos, con dilatación bronquial.